COVALEDA: VALORES CULTURALES Y PORN
Mi pueblo, Covaleda, anda inmerso en el debate del PORN de Laguna Negra y Circos Glaciares de Urbión. Es, quizá, el tema más importante con el que se ha enfrentado en estos últimos años. En el folleto informativo de la Junta de Castilla y León se puede leer: “Se promoverán todas aquellas actuaciones que incrementen el nivel de vida de los residentes (...) buscando (...) el más escrupuloso respeto a los valores naturales y culturales”. Debemos tener en cuenta que los valores culturales, a los que se hace referencia, evolucionan influidos por los cambios socioeconómicos y culturales del entorno y que afectan a cada comunidad humana. No son algo estáticos que permanecen inalterables por decreto, a voluntad del legislador o responsable político. El propio PORN se constituye también en una fuerza que modificará en un sentido u otro, en qué grado tales valores estarán presentes en la vida cotidiana de las gentes de Covaleda en el futuro. Conviene, por tanto, hacer una especie de inventario e intentar predecir qué efectos puede llegar a tener el PORN para la comunidad poseedora de tales valores.
Aunque pueda parecer baladí, por exigencias del método conviene confirmar la existencia de la propia comunidad humana: un grupo humano definido, que vive en un territorio delimitado, -el término municipal- y que todas y cada una de las personas que allí viven se sienten pertenecientes a la misma comunidad humana, ya que comparten y han compartido referentes culturales, afectivos y socioeconómicos durante un periodo de tiempo relativamente amplio, que afecta a varias generaciones. En mi pueblo, esos referentes comunes giran en torno al entrañable y rentable pinar comunal. Pero, ¿qué valores socioculturales son esos?
El primero es un sentimiento igualitario entre todos los del pueblo. Sin embargo, hay que decir que la sociedad pinariega no es igualitaria, y cada vez lo es menos. En primer lugar, porque la evolución del precio de la madera, a la baja, ha provocado que la llamada “suerte de pinos” cada vez constituya un porcentaje menor en el conjunto de los ingresos de cada uno de los covaledenses. Pero sí se mantiene cierta percepción igualitaria ya que el pinar pertenece a todos, “a partes iguales”. Eso otorga cierta cohesión al grupo humano centrado en el pinar y en su explotación. Si la solidaridad es un valor a potenciar en la sociedad, además si se centra en los efectos que tiene la explotación de una propiedad comunal, es algo connatural a la propia existencia de esa comunidad. Esa solidaridad puede verse alterada por el PORN, si no se arbitran medidas que la mantengan o acrecienten. Efectivamente, se jura y perjura que la “suerte de pinos” se mantiene; pero debería asegurarse que el PORN no afectará al valor real de esa suerte de pinos en el futuro. Si los expertos del PORN aconsejaran en un futuro una reducción significativa en la explotación forestal que afectara a la cantidad a percibir por los vecinos, se debería decir cómo se compensarían a los vecinos de esa pérdida.
Existe la posibilidad de estipular una externalidad positiva cuyos beneficiarios sean los propios vecinos y que se añada a la tradicional “suerte de pinos”. Eso de la externalidad positiva no es otra cosa que volver del revés el conocido lema de que “el que contamina, paga”. Es decir, si el que contamina (externalidad negativa), paga; la comunidad que conserva (externalidad positiva), cobra. La propia comunidad pinariega, con sus costumbres, valores e intereses, se ha encargado de mantener ese entorno tan bello. Si se va a favorecer el turismo rural, creando una línea de subvenciones a ese tipo de actividades, debemos percatarnos que el entorno va a ser el recurso a explotar. Parte de las plusvalías de esa explotación debería revertir en los vecinos “a partes iguales” que, por poner un ejemplo, cuando se avisa de incendio, por las calles del pueblo, no queda ni un alma, ni santa ni pecadora; todos vamos a apagar ese incendio para conservar lo que nuestros mayores nos han dejado en herencia: el pinar y nuestra propia pertenencia a esa comunidad.
He dicho más arriba que la solidaridad puede verse alterada. Efectivamente, así es. Muchos vecinos y vecinas, por edad, situación o lo que fuere, no van a poder nunca beneficiarse de ese tipo de subvenciones asociadas al inicio de un tipo determinado de actividad. El porcentaje de sus ingresos totales, la “suerte de pinos” sigue siendo algo sustancial para las personas que viven de una pensión, por ejemplo, no contributiva. Debemos asegurar que para ellos, el PORN no va a suponer una reducción de sus ingresos en el futuro. Es más, ¿por qué renunciar a un incremento?
Defiendo aquí, sin complejos y con orgullo, que el propio mantenimiento del pinar ha sido posible gracias a los propios valores culturales de la comunidad pinariega. La solidaridad intergeneracional ha motivado que nuestros mayores hayan cuidado la herencia que nos iban a dejar. Sin tener, quizás, lo que podríamos llamar una conciencia ecológica, el efecto ha sido el mismo: un entorno cuidado y una actividad explotadora sostenible. Esto es un ejemplo evidente de cómo los valores evolucionan.
En el PORN se dice que la propiedad del pinar seguirá siendo de los vecinos de Covaleda; pero para que esto sea creíble, es decir, para que la gente no piense que lo del PORN no es otra cosa que una expropiación camuflada a precio de saldo (ante la imposibilidad de realizar una expropiación al uso a una comunidad sociocultural, pues díganme ustedes cómo se expropian valores asociados a un entorno), como iba diciendo, para que todo esto sea creíble, desde los responsables de la Junta de Castilla y León deben abrir la posibilidad a la que estoy haciendo referencia, que la comunidad de vecinos tenga acceso a los beneficios de la explotación turística y en actividades de ocio del pinar “a partes iguales”, como es propio de una sociedad comunal como la pinariega. Evidentemente, no se entendería que se mantiene la titularidad de la propiedad a los actuales propietarios, si la explotación de la misma no revierte a ellos en una parte significativa. Propongo, sin más, un cambio en la estrategia explotadora de la propiedad comunal; frente a una actividad eminentemente extractiva; pasaríamos a una actividad mixta, diseñada, en parte, para el disfrute de la naturaleza de los turistas que tuvieran a bien visitarnos.
Obvio decir que el origen de la suerte de pinos es consecuencia de la propiedad comunal del pinar. En el momento en que se dio origen a esa institución socioeconómica de la “suerte de pinos”, no se podía imaginar que llegara a constituir una posibilidad de negocio la simple contemplación del paisaje por personas desacostumbradas a tanta agreste belleza. El que se pida ahora que esto revierta en beneficio del vecindario no deja de ser una actualización de aquello que se dice que se quiere mantener, a saber, los valores socioculturales de la comunidad y la propiedad del pinar a sus legítimos dueños, los vecinos de Covaleda.
El modo técnico de llevarlo a la práctica, es posible. Sólo falta voluntad política para que lo que es de justicia se pueda aplicar.
viernes, 18 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario